Se trata de una especialidad de la pastelería francesa, y una gran emblema de París. Según los diccionarios gastronómicos, Catalina de Médici los llevó consigo cuando se casó con Henry II de Francia en 1533 y se mudó a París junto a sus chefs pasteleros italianos.
Se trata de dos tapitas hechas de un merengue de claras, azúcar y polvo de almendras, relleno con pasta de almendras, ganache de chocolate, pasta de pistachios o en la versión argenta, con dulce de leche. Son deliciosas y no se consiguen en todos lados porque son muy difíciles de hacer. La característica principal es que siempre son de colores fuertes: fucsia, verde, marrones, amarillos.
Inspirado en ellos, las deliciosas carteritas de Kenzo llegan en colores vibrantes y con una cuerda desmontable, para convertirlo en un clutch.
Fotos: cortesía Kenzo.