Es que su contacto con el objeto-anteojo fue temprano. Usa gafas desde los 4 años y se crió entre mostradores. Trabajó en una óptica y una importadora de marcas internacionales de anteojos hasta que entró a Luxottica (la fábrica y distribuidora italiana de anteojos número uno del mundo). Fue representante de las marcas Persol e Yves Saint Laurent por un tiempo, y esa experiencia fue clave para convencerla de que la idea de instalar un local de anteojos donde cada pieza fuera tratada como un objeto, era posible. En octubre de 2002, luego de la crisis, abrió su Casa de Óptica en Palermo Viejo.
El miércoles antes del desfile de el Camarín en el Museo Evita, fui al local para un desayuno muy íntimo con periodistas y directoras de revistas (entre otras, la revista Luz, Ohlalá, Para Tí, Página 12, etc). La que está de espaldas ala izquierda, con el pelo ridículamente largo soy yo.
Y creó una marca propia, de diseño auténtico y hecha en Argentina en 2007. Carla importa de italia placas de acetato de celulosa de alta calidad. Luego, dibuja los armazones y hace pruebas cortádo la forma en cartón. El método se llama fresado manual. Luego, esas muestras se adhieren sobre las placas y son cortados a mano. Y todo eso sucede en una fábrica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Además, Carla tiene un amor especial por los lentes vintage: es que un día, ordenando cajas en el depósito de su abuelo, encontró anteojos increíbles que estaban para tirar, porque eran “viejos”, y ella decidió usarlos y luego comenzar a venderlos.
Algunos de sus modelos:
Fotos: www.modahypeada.blogspot.com y cortesía Carla Di Sí.