En casa, un canguro hecho de cuero amarillo flúo sostiene resaltadores y ganchitos. Hay macetas con amapolas y violetas pintadas. Hay un pizarrón de colores y latas de galletitas con ilustraciones. Una gallina de tela que sostiene bolsas para reciclar en la panza, colgada de sus patitas. Y todas son compras que fui haciendo en las diversas ediciones de Puro Diseño. Cada año, en esta época del año, se vuelve una cita obligada. Vivo cerca y siempre voy. No siempre a cubrir, casi nunca acompañada. ¿Por qué? Porque voy de compras.
Instantáneas desde la Feria Puro Diseño y un elogio a la vida diseñada
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